“Trabajar juntos para la formación integral:… valoramos las competencias y capacidades, no sólo las relativas a los ámbitos del saber y del saber hacer, sino también las de vivir junto a los demás y del crecer en humanidad (Líneas Orientadoras Fundamentales N° 10, 2016)
El proceso formativo, en sus múltiples expresiones es una oportunidad- responsabilidad, fundamental de nuestra misión. No basta con que sean muchos los que participan, que ya lo son, o muchas las oportunidades que se ofrecen para participar, sino que cada actividad, cada acción, cada servicio, sea la posibilidad de ayudar a nuestros niños, niñas y jóvenes a descubrir en sí mismos y en los demás esa vocación a la verdadera felicidad que no es posible, como señala el Papa Francisco, sin considerar el bienestar y la felicidad de los otros. En este mismo sentido, la Formación de la conciencia crítica y social entendida como la capacidad de involucrarse en la realidad social, reconociendo lo valioso que existe y lo que es necesario transformar, son desafíos siempre presentes en nuestro quehacer formativo.
En este contexto hemos querido profundizar la formación pastoral en sus múltiples expresiones sin descuidar lo fundamental: cultivar la vida interior de nuestros alumnos y alumnos. Del mismo modo avanzar en propuestas que nos permitieran desarrollar temáticas de responsabilidad ciudadana y de convivencia escolar, han sido objetivos fundamentales de nuestra propuesta formativa. Especial preocupación hemos tenido por generar instancias de encuentro y formación de padres y madres como principales protagonistas en la formación e sus hijos e hijas. Muchos padres y madres han valorado estos espacios formativos lo que tuvo su expresión más significativa en su masiva concurrencia a nuestras Escuelas para padres, y en los talleres por curso y/o triarquías, así como la participación en procesos más permanentes como la Escuela de la fe y la Catequesis.
Por otra parte, las actividades deportivas y culturales, concentraron importantes esfuerzos tanto de alumno/as como de sus profesores. La participación masiva de los alumnos/as en ellas, también nos desafía en el sentido de ofrecer una gama amplia de actividades que permitan el desarrollo de la diversidad de talentos que existen entre nuestros estudiantes.
Quisiera invitarlos a todos a cuidar este bien que tenemos: la posibilidad de desarrollar una propuesta educativa donde el intelecto, la afectividad y el espíritu constituyen un todo único e indivisible, que sustenta la vida hombres y mujeres íntegros y felices, como Dios lo quiere, como nosotros lo queremos para nuestros hijos e hijas.